Cementerio de Morette-Glières, 1944.
No reivindicaron
más privilegio que el de morir
para que el aire fuese
más libre en las alturas
y los hombres más libres.
Ahora yacen,
con su nombre o ánonimos,
al pie de Glières y ante la roca pura,
que presenció su sacrificio.
Hombres
de España entre los muertos
de la Alta Saboya:
ellos lucharon por su luz visible,
su solar o sus hijos, mas vosotros
sólo por la esperanza.
La nieve aún dura prodigiosamente
viva en el aire mismo
donde morir fue un puro
acto de fe o de superviviencia.
¿Quién podría decir que murieron en vano?
Al cielo roto y a la tierra vacía,
a los pueblos de España,
a Hervás, a Mula, a todas
las islas Baleares,
a Mendavia, Viñuelas,
Hambrán, La Almunia,
Terrecampe, Tembleque,
le devuelvo el nombre de sus hijos:
Roda, Gabriel Reynes o Gaby, Victoriano
Paulino Fontoba, Florián Andújar,
Otros duermen tal vez
bajo una cruz desnuda, lejos
de su país, de su memoria, donde
todos los muertos son
un solo cuerpo ardiente:
carne nuestra, palabra,
historia nuestra queno conocimos,
sangre sonora de la libertad.
José Ángel VALENTE,
Poemas a Lázaro, 1960.
Poème symbolique figurant sur la plaque explicative du « Monument aux Espagnols » à Annecy, lu en espagnol par Claudio Rodríguez Fer, Professeur de Littérature et Directeur de la Chaire José Ángel Valente de Poésie et Esthétique de l’Université de Saint-Jacques de Compostelle et Président de l’Association pour la Dignification des Victimes du Fascisme (Galice, Espagne), lors de l’inauguration du « Monument aux Espagnols » rénové et de sa plaque explicative, le mardi 27 mai 2014 :
Claudio Rodríguez Fer, poète gallicien et spécialiste de José Ángel Valente, nous a non seulement honorés de sa présence lors de l’inauguration à Annecy le 27 mai 2014, accompagné de son épouse Carmen Blanco, secrétaire de l’Association pour la Dignification des Victimes du Fascisme, mais nous a en plus fait parvenir l’intégralité du discours qu’il a prononcé lors de cette cérémonie, que nous publions avec son aimable autorisation :
Memoria de la Resistencia española en la Alta Saboya
POEMA DE VALENTE EN EL MEMORIAL DE ANNECY
Por Claudio Rodríguez Fer*
Animado por su proximidad a Ginebra, donde comenzó a vivir en 1958, el poeta gallego José Ángel Valente hizo excursiones por la Alta Saboya francesa desde mucho antes de establecerse en el municipio saboyano de Collonges-sous-Salève en 1975. Una de las más tempranas, realizada a los pocos meses de llegar guiado por el antiguo maquis español Alejandro Sancho Riera, fue la que lo llevó al cementerio de Morette, situado en el Plateau des Glières, y tuvo una importante consecuencia poética, pues inspiró la composición “Cementerio de Morette-Glières, 1944”, que publicaría en el libro Poemas a Lázaro ya en 1960.
En efecto, en la carretera entre Annecy y Thônes, Valente visitó el cementerio de Morette, donde habían sido enterrados combatientes de la resistencia contra la ocupación nazi caídos durante la Segunda Guerra Mundial, cuyos cadáveres se hallaban antes dispersos en diferentes cementerios de la región de Glières[1]. Y en él encontró la lápida con los nombres de diversos resistentes españoles, abatidos durante los durísimos enfrentamientos con el ejército alemán de 1944, cuyos nombres y procedencias anotó con emoción.
Así nació el poema “Cementerio de Morette-Glières, 1944”, que comienza por evocar el sacrificio de los antifascistas españoles, quienes, refugiados en Francia tras su derrota en la guerra civil, se sumaron a la Resistencia y a los aliados para combatir a la invasión alemana en una tierra que ni siquiera era la suya. No luchaban pues, como podrían hacerlo sus camaradas franceses, por defender sus propios intereses y afectos directos, sino por la generosa causa universal de la justicia y de la libertad:
No reivindicaron
más privilegio que el de morir
para que el aire fuese
más libre en las alturas
y los hombres más libres.
Ahora yacen,
con su nombre o anónimos,
al pie de Glières y ante la roca pura
que presenció su sacrificio.
Hombres
de España entre los muertos
de la Alta Saboya:
ellos lucharon por su luz visible,
su solar o sus hijos, mas vosotros
sólo por la esperanza.
La concentración de resistentes que tuvo lugar en la meseta de Glières en enero de 1944 por convocatoria de los aliados británicos llegó a constar de cientos de combatientes, algunas decenas de los cuales eran españoles. Los concentrados resistieron a duras penas las condiciones climáticas y estratégicas el resto del invierno, pero el 26 de marzo tuvieron que retirarse tras caer muchos de ellos muertos o prisioneros (frecuentemente asesinados con posterioridad)[2], como evoca Valente:
La nieve aún dura prodigiosamente
viva en el aire mismo
donde morir fue un puro
acto de fe o de supervivencia.
¿Quién podría decir que murieron en vano?
Pero el poeta no se contenta con la evocación abstracta y menciona uno a uno los topónimos y los antropónimos españoles registrados en Morette, metonimia de los cientos de miles de casos similares ocasionados por el exilio, haciendo suya y de todos para siempre la memoria antifascista allí enterrada y olvidada en la propia España:
Al cielo roto y a la tierra vacía,
a los pueblos de España,
a Hervás, a Mula, a todas
las islas Baleares,
a Mendavia, Viñuelas,
Ambrán, La Almunia,
Terrecampe, Tembleque,
devuelvo el nombre de sus hijos:
Félix
Belloso Colmenar, Patricio
Roda, Gabriel Reynes o Gaby, Victoriano
Ursúa, Pablo Hernández,
Avelino Escudero,
Paulino Fontava, Florián Andújar,
Manuel Corps Moraleda.
Otros duermen tal vez
bajo una cruz desnuda, lejos
de su país, de su memoria, donde
todos los muertos son
un solo cuerpo ardiente:
carne nuestra, palabra,
historia nuestra que no conocimos,
sangre sonora de la libertad.
Además, gracias a este poema, publicado desde entonces muchas veces y con el tiempo reproducido en Internet, algunos familiares de estos antifascistas muertos descubrieron datos sobre la peripecia y el paradero de algún pariente décadas después de su desaparición en el exilio francés. Tal fue el caso, por ejemplo, del joven toledano Avelino Escudero Peinado[3], natural de La Torre de Esteban Hambrán, cuya familia se enteró de su muerte y del paradero de su cadáver muchos años después de que se perdiera su rastro. Además, ayudó a las identificaciones el hecho de que Valente aportase en su poema la procedencia geográfica de los milicianos en correlación con sus nombres, todos correspondientes a ejecutados entre abril y marzo de 1944[4].
El 27 de mayo de 2014, aniversario de la creación del Comité National de la Résistance por Jean Moulin, se instaló ante el monumento « Aux Espagnols morts pour la Liberté dans les rangs de l’Armée Française et dans la Résistance” que se encuentra en la Avenue de Genève de Annecy, una placa con la versión al francés del poema de Valente, efectuada por su traductor habitual Jacques Ancet y acompañada por documentación histórica y fotográfica. En el pedestal del monumento, debido al escultor anarquista zamorano Baltasar Lobo, exiliado en Francia tras la guerra civil, se puede leer una frase del Quijote de Cervantes según la cual por la libertad “se puede y se debe arriesgar la vida”.
La instalación fue promovida y presentada por la activa Amical de la Resistencia Española de Annecy, que preside Miguel Vera Platero, uno de los cuatro hijos allí presentes del histórico comandante Miguel Vera, quien durante la Segunda Guerra Mundial coordinó las fuerzas resistentes en la zona y participó en la liberación de la ciudad.
Tras Miguel Vera, intervinimos el citado Jacques Ancet y yo mismo, leyendo el poema de Valente en francés y en español, respectivamente. A continuación habló el General Jean-René Bachelet, presidente de la Association des Glières pour la mémoire de la Résistance, quien elogió la ejemplar fraternidad de los que dieron la vida en tierra ajena por construir juntos la verdadera Europa, sin distinción de razas, nacionalidades, lenguas o credos, basándose tan solo en los principios de la igualdad y de la libertad contra la intolerancia genocida del III Reich alemán y sus aliados.
La ceremonia estuvo presidida por Anne Coste de Champeron representando a la Prefectura de Alta Saboya, quien estuvo acompañada por Jean-Luc Rigaut, alcalde de Annecy, y Antoine de Menthon, vicepresidente del Consejo General de Alta Saboya, entre otras autoridades civiles y militares. Se realizó también una múltiple ofrenda floral de las instituciones y asociaciones allí presentes, cuyos representantes depositaron las flores en compañía de escolares, que acudieron dirigidos por sus profesores. También asistieron varios amigos gallegos de Valente llegados desde Ginebra y un buen número de españoles de diversas procedencias geográficas, todos ellos descendientes de la emigración o del exilio.
Así mismo, una banda de música realzó solemnemente la no siempre contenida emoción del acto interpretando las piezas “Chant des partisans”, himno de la Resistencia; “Les allobroges”, himno de Saboya, y “La Marsellesa”, himno de Francia, pero también canto de resistencia contra la ocupación alemana en su momento.
“¿Quién podría decir que murieron en vano?”, escribió Valente en relación con tal “historia nuestra que no conocimos”. Gracias a la poesía de Valente y a iniciativas como esta de la Amical de la Resistencia Española en Annecy no se olvidará tan impresionante lección de historia solidaria en Francia y comenzará también a conocerse más en España.
* Poeta gallego y director de la Cátedra José Ángel Valente de Poesía y Estética de la Universidad de Santiago de Compostela, así como presidente de la Asociación para la Dignificación de las Victimas del Fascismo en Galicia y presidente de honra de la Asociación Memoria del Exilio en Brest, que agrupa a descendientes de exiliados españoles en Bretaña.
[1] Según el historiador Manuel Tuñón de Lara, los españoles se sumaron al maquis de inmediato: “Antes de que terminase el año 1940 se constituyeron los primeros grupos de resistencia específicamente españoles en el departamento de Alta Saboya” (“Los españoles en la II guerra mundial y su participación en la resistencia francesa”, en José Luis Abellán, El exilio español de 1939, vol. 2, Guerra y política, Madrid, Taurus Ediciones, 1976, p. 29). Y añade “En la Alta Saboya es donde había maquis españoles en el sentido específico y original del término, es decir, destacamentos militares organizados en campamentos permanentes a favor de las circunstancias geográficas (bosque y montaña o ambas a la vez)” (p. 41). Con posterioridad se ocuparon monográficamente del tema diversos autores franceses, cuya bibliografía fue relacionada por Véronique Olivares Salou y Michel Reynaud en Le roman des Glières. La résistance des républicains espagnols au plateau des Glières. Les maquis espagnols en Haute-Savoie, 1941-1944, París, Éditions Tirésias, 2007.
[2] El mismo historiador citado realiza este balance: “Los resistentes tuvieron 175 muertos y 46 prisioneros, la mayor parte de los cuales fueron asesinados. Ocho españoles quedaron muertos en el campo de batalla y seis fueron hechos prisioneros, de los cuales sólo escapó uno con vida, Rubiño, que logró escaparse en Annecy. Los restantes españoles formaron nuevos grupos que siguieron combatiendo hasta la liberación de aquella región” (p. 47).
[3] Avelino Escudero Peinado, a quien por entonces el franquismo ya había fusilado a un hermano y encarcelado a otro, fue apresado junto a Paulino Fontova Casas, de La Almunia (Zaragoza), también mencionado en el poema de Valente, y ambos guerrilleros fueron asesinados por los milicianos colaboracionistas de Vichy en marzo de 1944, respectivamente el 29 y el 27 de marzo, cuando el primero contaba 25 años y el segundo 41. (Fontova aparece mencionado en alguna placa conmemorativa francesa como Fontoba, así como en Le roman des Glières, donde figura como natural de Tarragona.)
[4] Félix Belloso Colmenar, de Hervás (Cáceres), fue liquidado a los 37 años el día 29 de marzo; Patricio Roda López, de Mula (Murcia), a los 40 años, el 30 de marzo; Gabriel Reynes, de Sóller (Mallorca), a los 33, el 6 de abril; Victoriano Ursúa Salcedo, de Mendavia (Navarra), a los 30 años, el 31 de marzo; Pablo Hernández (Fernández en las placas y libro citados) González, de La Almunia (Guadalajara), a los 31 años, el 31 de marzo; Florián Andújar García, supuestamente de una localidad llamada Terrecampe, el 27 de marzo; Manuel Corps Moraleda, de Tembleque (Toledo), con 29 años, el 27 de marzo…
Le discours de Claudio Rodríguez Fer est suivi de la lecture en français du poème de José Ángel Valente par Jacques Ancet, traducteur de l’oeuvre de Valente dont la traduction magistrale de « Cimetière de Morette-Glières, 1944 », qui se trouve sur la plaque explicative du « Monument aux Espagnols » à Annecy:
Cimetière de Morette-Glières,1944.
Ils n’ont pas revendiqué
d’autre privilège que celui de mourir
pour que l’air soit
plus libre dans les hauteurs
et les hommes plus libres.
Ils gisent maintenant,
avec leur nom ou anonymes,
au pied des Glières et face à la roche pure
qui contempla leur sacrifice.
Hommes
d’Espagne parmi les morts
de la Haute-Savoie:
ceux-là ont lutté pour leur lumière visible,
leur sol ou leurs enfants, mais vous
pour l’espérance, simplement.
La neige dure encore prodigieusement
vivante dans l’air même
où mourir fut un pur
acte de foi ou de survie.
Qui pourrait dire qu’ils sont morts en vain?
Au ciel brisé et à la terre vide,
aux villages d’Espagne,
à Hervás, à Mula, à toutes
les îles Balléares,
à Mendavia, Viñuelas,
Hambrán, La Almunia,
Terrecampe, Tembleque,
je rends le nom de leurs fils:
Félix
Belloso Colmenar, Patricio
Roda, Gabriel Reynes o Gaby, Victoriano
Ursúa, Pablo Fernández,
Avelino Escudero,
Paulino Fontava, Florián Andújar,
Manuel Corps Moraleda.
D’autres dorment peut-être
sous une croix nue, très loin
de leur pays, de leur mémoire,
là où tous les morts sont
un corps unique, ardent:
chair qui est la nôtre, parole,
histoire nôtre que nous n’avons pas connue,
et sang sonore de la liberté.